El sector bancario enfrenta crecientes amenazas cibernéticas que afectan su seguridad operativa y reputación. Los ciberdelincuentes están enfocándose en proveedores y empleados remotos, explotando vulnerabilidades en aplicaciones no autorizadas y dispositivos personales. La implementación de regulaciones como el Reglamento de Resiliencia Operativa Digital (DORA) en la Unión Europea, prevista para 2025, busca fortalecer la ciberseguridad en el sector financiero. Sin embargo, las entidades deben adoptar estrategias como Zero Trust y una gestión robusta de riesgos de terceros para proteger sus activos y garantizar la continuidad operativa.
